El primer criterio lógico-material que usaremos, diferencia el modo representado (o material) en que se encuentre una idea, vinculada al resto de las partes de la película, del modo ejercitado en que puede encontrarse esa misma idea. Por ejemplo diremos que la idea de verdad o apariencia puede aparecer representada cuando en una película sobre un juicio se pregunta al reo sobre la verdad de los hechos, de modo que la narración trata sobre si mintió o no; este criterio lo cruzaremos con el de la presencia accidental o estructural de la idea, en el caso anterior esta presencia de la idea de verdad puede ser accidental si la narración va por otros derroteros («Cadena perpetua» –1994– Frank Darabont), o puede ser estructural si toda la película se desarrolla en torno a ese problema, por ejemplo, hasta que al final en un giro calculado del director (porque nos haya ocultado información o porque atendiese a proceso de desvelamiento o reconstrucción por el investigador de turno) nos presenta el núcleo causal generador de las «apariencias» que nos indicaban otro sentido («Testigo de cargo» –1957– Billy Wilder, «Juegos salvajes» –1998– John McNaughton).


